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A medida que aumentan las tensiones geopolíticas y los desastres naturales se vuelven cada vez más frecuentes, los drones se utilizan cada vez más como herramientas de la diplomacia. Si bien el despliegue de drones después de un desastre natural para el mapeo o la entrega generalmente se acepta como una ayuda muy necesaria, ¿podrían esos mismos despliegues también usarse para vigilancia o recopilación de inteligencia más adelante? Si es así, ¿los drones representan una forma menos intrusiva de recopilar datos o una amenaza para la soberanía de una nación individual?
Los pequeños UAS en sí mismos ofrecen un nuevo medio de diplomacia internacional. Las donaciones de drones comerciales a Ucrania han ofrecido una forma de brindar apoyo militar y ayuda sin proporcionar armas directamente, una posición más neutral para las empresas y naciones globales.
El espionaje internacional no es nada nuevo. Los drones, sin embargo, han hecho que la recopilación de inteligencia sea más segura, más efectiva y más sutil. En los casos en que se despliegan drones militares en el espacio aéreo internacional, el propósito es claro y la aeronave visible: pero no se pierden vidas cuando se derriba el dron. Cuando se despliega un «globo espía» extranjero sobre América del Norte, el incidente genera confusión y condena, pero las personas salen ilesas cuando se neutraliza el globo.
Aquí, Vincent Pedrini del software de modelado 3D y gemelo digital Nomoko, comenta sobre la necesidad de estudio, política y regulación sobre las formas en que los drones están cambiando la diplomacia y las relaciones internacionales.
El siguiente es un comentario invitado de Vicente Pedrinico-fundador y director financiero de Nomokoy presidente de la Federación de Drones de Luxemburgo. DRONELIFE no realiza ni acepta pagos por publicaciones de invitados.
Diplomacia de drones: más que globos espía
Los drones son herramientas increíblemente útiles para las relaciones diplomáticas en suelo local y extranjero. Estados Unidos, China e Israel han utilizado drones para llevar a cabo misiones diplomáticas, distribuir ayuda muy necesaria y recopilar información sobre sus adversarios. La diplomacia de drones puede ser una herramienta eficaz para misiones como estas, ya que permite a los países enviar representantes y trabajadores humanitarios a lugares que de otro modo no se pueden atravesar y recopilar información sin poner en riesgo vidas humanas.
Sin embargo, esto plantea interrogantes sobre la soberanía, la privacidad y la seguridad. Algunos críticos argumentan que el uso de drones para la diplomacia puede verse como un acto de agresión y aumentar las tensiones entre países. Los defensores sugieren que puede ser una herramienta útil para la resolución de conflictos, ya que permite a los países monitorear y responder a situaciones sin necesidad de intervención militar o humana. La diplomacia de drones también se puede utilizar para misiones humanitarias para entregar ayuda a áreas a las que es difícil llegar por medios tradicionales, como regiones devastadas por la guerra o áreas afectadas por desastres naturales. En estos escenarios, los drones se utilizan para mapear áreas de difícil acceso, especialmente después de un peligro natural, lo que luego ayuda en la organización de la ayuda internacional, priorizando y facilitando los esfuerzos de respuesta (evaluación rápida del daño, identificación de necesidades críticas, mapeo rutas de acceso, operaciones de búsqueda y rescate, monitoreo y evaluación del progreso).
El uso efectivo de drones para las relaciones diplomáticas tiene el potencial de cambiar la forma en que los países interactúan entre sí, ya que permite métodos más eficientes y menos riesgosos tanto para la comunicación como para la resolución de conflictos. A medida que el uso de drones para la diplomacia continúa creciendo, es importante que los países desarrollen normas y conductas internacionales para garantizar un uso responsable.
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